Todos somos en última instancia la suma de nuestros temores. Para aceptar nuestro destino, tenemos que enfrentar nuestros temores. Ya sea que vengan de lo conocido, o lo desconocido.
Hay una época para cada evento, y un momento para cada propósito. La tierra gira a 1500 km/h, tratamos desesperadamente de evitar que nos expulse. Como la primera onda de viento en invierno que marca la gran migración. ¿Hubo alguna advertencia de su llegada? ¿Una señal? ¿Un evento que haya activado esta cadena? ¿O solo fue un susurro al oído de Dios? Sobrevivimos, nos adaptamos, escapamos.
Y si pudiéramos marcar ese momento especifico, ese primer inicio de la profecía de peligro inminente, ¿habríamos actuado diferente? ¿Podría haberse impedido?
Con los dados al azar en ese tiempo, y pudiéramos volver a alterar su curso, impedir que llegaran, ¿lo haríamos?
Estas personas tienen el futuro escrito en su ADN. Y al parecer, su pasado esta escrito en piedra. Se lanzaron los dados desde el principio. ¿O está en nuestras manos alterar el curso del destino?
De todas nuestras capacidades, es el libre albedrío lo que nos hace únicos, con él tenemos una ínfima pero valiosa oportunidad de rechazar al destino y solo con él podemos hallar el camino para volver a nuestra humanidad.
En el principio hubo un descubrimiento, una confusión de elementos, la primera nevada del cambio imposible, nuestras vidas desechadas quedaron atrás. Rostros extraños se volvieron familiares, nuevas pesadillas para canalizar el sueño, nuevos amigos para sentirse a salvo, solo entonces llega el control, la necesidad de imponer el orden en el caos, a través de la determinación, del estudio, de la lucha,
Todo para desafiar una verdad estruendosa, están aquí, y la tierra se estremece bajo sus pies.
Cuando aceptamos lo que hay en nuestro interior, nuestro potencial no tiene límites.
El futuro este lleno de promesas, el presente de expectativas.
Cuando negamos nuestro instinto y luchamos contra nuestras necesidades mas profundas, comienza la incertidumbre.
¿A dónde nos lleva éste camino? ¿Cuándo terminarán los cambios? ¿Es ésta transformación un don o una maldición? Y para quienes temen lo que vendrá, la pregunta más importante es si podemos cambiar lo que somos…
Para sobrevivir en este mundo nos aferramos a las personas de quienes dependemos. Les confiamos nuestras esperanzas, nuestros temores. Pero ¿qué pasa cuando se pierde la confianza, cuando todo aquello que creemos se desvanece frente a nuestros ojos? Cuando todo parece perdido el futuro es incierto, y nuestra existencia está en peligro. Lo único que queda, es huir.
Las obras de arte son vidas representadas en pinturas. Un momento perfecto que capta toda una existencia es inmortalizado. Un monstruo pelea para sobrevivir y vive parta matar de nuevo.
La lucha de la juventud por la inocencia a pesar de la crueldad de la vida. Las mentiras de doble filo se sostienen en una vida de doble filo. La alegría de un éxito de un héroe vagabundo. En su hora más oscura, cuando todo el mundo parece perdido, todos los momentos perfectos son congelados en el tiempo. Cada uno narra una sola historia. Juntos, pueden narrar el futuro.
Es una lucha por el significado, por un objetivo. Y al final encontramos en nosotros, nuestra experiencia compartida de lo fantastico y lo mundano.
La simple necesidad humana de encontrar un alma gemela, de conectarse, y de saber en nuestro corazón, que no estamos solos.